Ricardo Dorado Janeiro
fue un prestigioso músico y compositor militar. Pero sería injusto circunscribir la carrera musical de Ricardo Dorado a las marchas, de la que sin duda
es su marcha más conocida e importante: ‘Mater Mea’.
Nació en La Coruña, en 1907 y murió en Madrid en
1988.
Dorado es sin duda
alguna uno de los grandes autores del género de procesión, por más que algunas
de sus múltiples composiciones sean poco interpretadas frente a la
omnipresencia procesión.
Este músico gallego, nacido en La
Coruña el 7 de febrero de 1907, formó parte del prestigioso Cuerpo de
Directores Militares en unos años en que esto era suficiente garantía de una
adecuada formación musical. Sus estudios los inicia en su ciudad natal, para
pasar posteriormente al Regimiento de Infantería ‘Zamora’ nº8, con sede en
Madrid. Ya instalado en esta ciudad, continúa en ella sus estudios, entre otros
con músicos del prestigio de Joaquín Turina o Manuel de Falla. Su siguiente
destino, también en Madrid, el Regimiento de Infantería nº1, “Inmemorial del
Rey”. Posteriormente sería Director de la Banda de Música Militar de
Suboficiales. Compaginaría la dirección con la enseñanza, en la que numerosos
músicos y directores reconocen el papel desempeñado en su formación. Entre
otros discípulos destacar por su vinculación con la música procesional al
músico cartagenero Gregorio García Segura.
Como compositor encontraremos en
primer lugar las composiciones para el Ejército. Es autor del ‘Himno del
Ejército del Aire’, con letra de José María Pemán. De igual modo suyas son las
marchas ‘San Marcial’, ‘San Quintín’, ‘Regimiento Inmemorial’, ‘Proa a la Mar’,
‘La Orgía Dorada’ y ‘La Legión del Aire’, más conocida como ‘Los
Paracaidistas’.
En materia procesional, y además
de la mencionada ‘Mater Mea’ (1962), compuso las siguientes marchas: ‘Altare
Dei’ (1969), ‘Cordero de Dios’ (1964), ‘Dominus Tecum’, ‘Dona Nobis Pacen’, ‘El
Buen Pastor’, ‘Getsemaní’, ‘Gloria al Señor’, ‘Hosanna’ (1969), ‘Ora pro
Nobis’, ‘Oremos’, ‘Tras el Calvario’ y ‘Santos Lugares’. A diferencia de otros
autores que tenían la costumbre de dedicar sus marchas a una imagen o cofradía
concretas, Dorado las compuso todas con carácter general, con la única
excepción conocida de ‘Getsemaní’, que dedicó al fallecimiento de su esposa.
Como no podía ser menos,
instrumentó alguna marcha a otros autores. Es el caso de ‘Soledad Moreno’, de
Antonio García del Río Segura. También de dos composiciones suyas a partir de
piezas clásicas: la ‘Marcha Fúnebre de Sors‘ (adaptación de la marcha de
Fernando Sors en 1825) y la ‘Marcha Fúnebre de Thalberg’ (Adaptación de la que
compusiera Sigismond Thalberg).
En otros géneros también se
adentró con éxito a nivel compositivo. Buena muestra de ello serían sus
pasodobles, como ‘Lucerito de Triana’ y ‘Fiesta en Sevilla’, piezas de folklore
como ‘Granada’ y ‘Granada Cañí’, un sainete, ‘Los ases del barrio’ y una ópera,
‘La Gitanilla’. Otras piezas suyas serían ‘Capitán Cerezo’, ‘Suite Alicantina’,
‘Homenaje a Manolete’ o ‘Filigrana’.
Y en tan prolífica carrera tocó
incluso ámbitos distantes a lo militar o las procesiones, como sería la composición
de la música para las revistas ‘Todo para la mujeres’ y ‘Los celos de la Sole’
o la de la película ‘Historia de la Fiesta’, de Mariano Ozores (hijo) en 1965.
A los ochenta y un años, Ricardo
Dorado Janeiro fallece en Madrid el 28 de octubre de 1988.
Agustín Alcaráz
Peragón
http://www.tertulialavara.es/ricardo-dorado.html
Fuente: patrimoniomusicalgalego.blogspot.com.es